Los anticuerpos contra la tiroglobulina han demostrado estar característicamente presente en pacientes con tiroiditis y tirotoxicosis primaria 1, 2. Esto ha llevado a la medición clínica a convertirse en una herramienta valiosa para el diagnóstico de la disfunción de la tiroides. Hemaglutinación pasiva (PHA) los métodos se han empleado en el pasado para las mediciones de anticuerpos de Tg. Pruebas de PHA no tienen la sensibilidad del inmunoensayo enzimático y están limitados por la interpretación subjetiva. Este procedimiento, con el aumento de la sensibilidad de la EIA, permite la detección de los niveles subclínicos de anticuerpos de Tg. Además, los resultados se cuantificaron mediante un espectrofotómetro, lo que elimina la interpretación subjetiva.
Los autoanticuerpos contra Tg están a menudo presentes en pacientes con enfermedad tiroidea autoinmune. Aproximadamente el 10 por ciento de las personas sanas tienen autoanticuerpos Tg en niveles bajos; concentraciones más altas se encuentran en 30% y 85% de los pacientes con enfermedad de Graves y la tiroiditis de Hashimoto, respectivamente. Los anticuerpos contra la peroxidasa tiroidea (TPO) se producen con más frecuencia que los autoanticuerpos de Tg en estas condiciones se hacen ensayos anti-Tg sin ningún uso práctico. Sin embargo, los ensayos anti-Tg son útiles, mientras que la determinación de los niveles de TG en pacientes con trastornos de la tiroides. La presencia de autoanticuerpos Tg produce resultados falsos en la determinación de los niveles de Tg tanto por ensayos competitivos y por inmunoensayos sandwich.